Recientemente, las mujeres (y los hombres) han recibido mucha atención sobre la cirugía plástica y, a menudo, es negativa. Desde rumores de cirugía plástica de celebridades que se extendieron como la pólvora hasta declaraciones religiosas hechas recientemente por el Vaticano comparando la cirugía plástica con una “burka hecha de carne”.
Todo esto se ha producido a pesar de que la cirugía plástica es cada vez más común debido al aumento de procedimientos menos invasivos, menor costo y alta tasa de éxito entre médicos creíbles. Estadísticas recientes de la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos muestran un aumento en los procedimientos cosméticos en los últimos años, con 15.6 millones de procedimientos cosméticos quirúrgicos y no quirúrgicos realizados en 2014.
Como afirma Grace Gold en “Necesitamos callarnos sobre la cirugía plástica“, la narrativa inferida para las mujeres es clara: si eliges someterte a un procedimiento cosmético, estás reprimida y encarcelada o estás tomando la decisión equivocada al caer presa de lo superficial. ¿No es este un ejemplo de avergonzar a las mujeres por tomar lo que debería ser una elección personal?
Como vemos con los pacientes en nuestra oficina y con los informes de muchos en todo el país, las razones por las que las mujeres (y un número cada vez mayor de hombres) eligen someterse a una cirugía plástica varían mucho, ya que cada una aporta experiencias individuales. Pero el deseo subyacente que la mayoría de los pacientes parecen tener es simplemente querer verse tan jóvenes como se sienten y por dentro y restaurar los rasgos faciales a un estado anterior. La mayoría de los hombres y mujeres buscan cirugía plástica facial siguiendo comentarios de otras personas que les dicen que parecen enojados o cansados cuando se sienten perfectamente bien. Muchas veces, las inseguridades pueden impedir que las personas experimenten la vida en su verdadero potencial. ¿Pensaríamos que aquellos que eligen la cirugía plástica basándose en estas preocupaciones son de alguna manera “falsos” o carecen de autenticidad como se suele juzgar a los pacientes de cirugía plástica?
Si bien hay muchas cosas que hombres y mujeres pueden hacer para mejorar o alterar su apariencia, incluidos tatuajes, extensiones de cabello, maquillaje, color de cabello o cirugía estética, realmente debería ser responsabilidad de la persona y no de la sociedad decidir qué es apropiado y lo que es “demasiado”.
Para muchas personas, estos procedimientos mejoran significativamente la calidad de vida. Puede leer innumerables reseñas en RealSelf.com donde una madre, después de una cirugía estética de abdomen, compartió que solía sentarse al margen durante las actividades familiares porque era demasiado consciente de usar traje de baño en público. Después de su abdominoplastia, “ahora soy esa madre que corre, nada y juega con sus hijos, sin pensar más en lo que piensan los demás. ¡Mi confianza está por las nubes!
Sin embargo, parece existir la idea de que las personas inteligentes y emocionalmente sanas deberían poder dejar de lado esas inseguridades. La verdad es que a todos nos preocupa nuestra apariencia física. Y cuando esas preocupaciones comienzan a afectar la calidad de vida, tomar la decisión de someterse a una cirugía plástica puede ser una decisión muy inteligente y saludable.
Sí, las influencias y presiones de los medios ciertamente pueden afectar la decisión de someterse a una cirugía, así como la educación familiar y la presión de los compañeros. Todos envejecemos y tenemos inseguridades sobre nuestra apariencia física que cambia con el tiempo. Si bien algunos lo afrontan y otros deciden cambiarlo, es una decisión personal. La última pregunta que plantea Grace Gold es: "¿por qué alguien debería establecer el estándar para todos los demás y por qué seguimos juzgando y condenando socialmente la elección de someterse a una cirugía estética?"